Thursday 24 May 2007

Puro Cliché... Teleseries

Volviendo a las vías de la escritura, después de mi desaparición momentanea por sólo... 10 días. Pero llendo al tema...

En las teleseries chilenas hay una serie de “sucesos” que se repiten infatigablemente, semestre tras semestre, elenco tras elenco, de ganador a perdedor.

Son ciertas frases y hechos que insisten en ser usados en este vilipendiado y ensalzado género televisivo aun cuando ya sabemos que son citas falsas, maqueteadas y que sólo en el culebrón nacional tienen cabida.

• Lo primero es que cualquier cosa que haya pasado en la teleserie, como acontecimiento detonador, fue hace 10 años. No existe otro número para los guionistas. Se murió hace 10 años, se fue del país hace 10 años, se le olvidó todo, se volvió loquita…

• El escuchar conversaciones reveladoras detrás de las paredes, ya cada vez con más descaro, es algo que simplemente no pasa. Nunca me he enterado de nada escuchando escondida detrás de una puerta, supongo que porque quienes tengan algo que esconderme serán más cuidadosos y no lo hablarán sin prevenir mi presencia y además que yo no caminando como si pisara huevos por mi casa a ver si me entero de algun secretillo familiar.

• Mi top one es la pregunta clásica: “Me estás amenazando???” Y no solo eso, la respuesta, de cajón, siempre es “NO, pero te advierto que…” La frase pasaría si la teleserie fuera en un western, pero en Santiago de Chile la pregunta simplemente no cabe. Están también el “Me las vas a pagar” (sobre todo si el personaje habla solo y con cara de rabia profunda) y el “Me haces daño”. Estamos de acuerdo en que nadie habla así, cierto??? Nadie usa esas frases!!!!!!! Pero los guionistas métale con usarlas.

Entiendo que algunas teleseries son la suma de puros elementos dramáticos que no tienen cabida en la vida cotidiana, pero la consagración de estas líneas en la ficción del culebrón ya sobrepasó todo criterio y, a pesar de eso, me causan infinita gracia.


Entendió?

Monday 14 May 2007

Libérenla


Navegando ociosamente por las redes del paparazeo mundial, encontré algo insólito y difícil de creer. Como muchos saben la reina madre del paparazeo y farándula absurda e inncesaria está en problemas y por esa razón sus fans tuvieron la poco original idea pero, no por eso menos comercial, de hacer camisetas con la consigna: “Free Paris”. Las camisetas cuestan aproximadamente unos US $19.90 pero, las hay más baratas para los que la aman un poco menos. Y las personas que no dan ni un peso por ella, si tienen un televisor, allá se ven.

“THE HEIRESS DOES NOT BELONG IN JAIL! SHOW YOUR SUPPORT!”
Entendió?

Sunday 13 May 2007

Lo que importa es la envoltura


Ya pasó un día de mi cumpleaños y me di cuenta de algo muy simple, pero notorio a la vez, o por lo menos para mi. Después de recibir unos pocos regalos, me di cuenta que pocos tenían una forma determinada, o más que eso, una envoltura llamativa.


A veces me entretengo más envolviendo un regalo que comprándolo. Pienso que la percepción del objeto en cuestión puede cambiar radicalmente dependiendo de la manera en que se entregue, haya costado caro o barato. Se pueden hacer verdaderas instalaciones!, pero no hay que desanimarse si no se es diesto en las artes manuales, tampoco hay que ser taaan ingenioso ni gastar tanta plata, solo es cosa de fijarse en los detalles:

Para empezar, debo decir que no me gustan mucho los sobres de papel de regalo, encuentro que desmerecen su contenido. Siempre llegan carreteados y sin forma determinada. Para eso, mejor es envolver directamente con un pliego de papel de regalo. Chao sobres.

Las cajas son mi soporte preferido, firmes y estables (dignas!), y solo hace falta ponerles el moño para que parezca un regalo-regalo (de esos que aparecen en los catálogos, en fotobanco, en las vitrinas de las tiendas… del concepto regalo!). En Plaza Lyon (metro Los leones) hay una tienda con muuuchas cajas en varios tamaños y diseños.

Lo otro bonito son las bolsas pero con fuelle (base) y agarraderas. He visto hasta en la calle unas con papeles muy bonitos, de esos psicodélicos que parecen espejos con volumen y reflejan la luz con sus figuras.

El papel kraft siempre es bienvenido, solo basta ponerle una cinta o rafia y tu regalo se verá sobrio y hasta ecológico. El otro día en un cumpleaños, vi un envoltorio que traía unos cables de colores haciendo las veces de cinta, se veía espectacular. Siempre es útil tener retazos de papeles bonitos. Mi amiga Dani arma las cintas con tiras largas de alrededor de 1 cm. de ancho del mismo papel de la envoltura, las que enrolla con ayuda del filo de la tijera, hace varias, luego pone una encima de otra y le queda un moño precioso.

También se pueden meter los regalos en una bolsita de tela –que además puede ser reutilizada, así que es como un regalito bonus–, le amarras un lacito y listo. En el lazo se puede agregar una tarjetita o algún pequeño objeto. Por ejemplo, en la época de navidad se puede colgar un adornito de esos de árbol de pascua y el regalo quedará hermoso.

Por muy simple que sea la envoltura o que al dar el regalo dure 5 segundos, no hay que desmerecer su función... si no, cuál sería la sopresa?

Tuesday 8 May 2007

Si fueras Candy, con cuál te quedas?



Esa pregunta la hice hace un tiempo a unas amigas y la mayoría coincidió en que Terry era lejos el amor de nuestra niñez, desde ahí lo tuve como foto en mi msn y lo titulé: “Él es el culpable de todo”, ya que comprendí que cuando éramos una niñas no alcanzamos a visualizar el peligro que eso significaba, ni tampoco imaginamos los traumas que podría acarrearnos, sólo lo admirábamos: por su pelo, por su tira y afloja con Candy y porque era así como imposible, le temía al compromiso, se mostraba frío y distante, pero una sabía que en el fondo había un Terry sensible que en algún momento tenía que mostrarse y jugársela. Así compartimos con Candy todo ese nerviosismo, esperamos cada tarde junto a ella que Terry se manifestara y le reconociera que la amaba y, en momentos pensamos que lo hacía, aquellas veces, cuando se volvía más sensible sorprendiéndola y sacando sus dotes de galán, esas sus peores armas y otra de las razones de por qué lo amábamos tanto.

Hoy en día, cuando una ya cayó ante varios Terrys, sufrió por ellos y en ocasiones lamentó haberlos conocido, es cuando una se pregunta, y por qué no me fijé más en Anthony? Él amaba a Candy de verdad y era capaz de jugársela por ella y luchar contra todos por su amor, él era ese príncipe azul que nos inventó Disney, ese prototipo del hombre sanito, bueno y simplecito, y que justamente por eso no nos fijamos en ellos. Pero si lo hubiese hecho me hubiera librado de varios pasteles. A lo mejor ni siquiera estábamos tan equivocadas, fue un sabio instinto que tuvimos desde niñas de saber que no existen los Anthonys, sólo hay Terrys en el mundo y era una manera de prepararnos y saber esperar, esperar a que alguna vez un Terry se volviera más sensible y mostrara esa parte que pocas veces le mostró a Candy. Pero bueno, a estas alturas creo que preferiría a Anthony, aunque una mezcla entre ambos sería la mejor opción.

Sunday 6 May 2007

Personajes del gimnasio

Ir al gimnasio es para muchos un placer, para otros una tortura. Yo me quedo en el medio de esas dos opciones, ya que me gusta hacer cosas por mi salud, pero por otra parte me carga estar 2 horas dentro de un acuario, más que por estar haciendo lo mismo, es mirar las mismas cosas en la televisión o la ates con sus grietas especiales que por alguna razón, llegan a dar un cierto toque artístico al gimnasio. Por eso es que desarrollé algunas técnicas para entretenerme mientras hago mi rutina o alguna clase. Y una de ellas es identificar y analizar los diversos tipos que habitan la “fauna de gimnasio”. Lo que viene en seguida es simplemente una análisis medio real medio ficticia de ese mundo tan raro, pero estoy segura de que los que frecuentan algún gimnasio van a entender de lo que estoy hablando.

Primero encontramos a los personajes con una no tan rara enfermedad. Así es, son los “vigoréxicos”. No importa a que hora uno vaya al gimnasio, ahí están ellos, haciendo clases, ejercicios interminables, miles de abdominales y cuando piensas que se van a ir, empiezan una nueva cosa. Me pregunto qué harán estos tipos en su tiempo libre ya que parece que su trabajo es hacer gimnasia.

Después encontramos las chicas pseudo modelos. Para ellas, ir al gimnasio es el mismo que desfilar en una Fashion Week o Cachantun, la vida es una pasarela. Lápices de labios, máscara para pestañas, ropa y zapatillas ultrafashion, cabellos perfectamente peinados – nada está de más para que estén siempre perfectas. Cuando caminan, desfilan. Cuando corren, parecen estar en un comercial. Cuando hacen su rutina, parecen estar en una sesión de fotos para una revista de plástica&belleza.

Otro tipo es el “buena onda”. Conoce y es amigo de todos, desde el profesor hasta la señora del aseo. Conversa, escucha, cuenta historias, siempre está sonriendo, siempre de buen humor, hace todos los ejercicios con placer, cree que todo es lindo… y está siempre listo para dar un buen consejo y contar una buena historia a los que lo quieran escuchar (y aguantar) y damn it, es infaltable.

Los desubicados, son aquellos que tú crees que los encontrarías en cualquier parte menos en un gimnasio. Parecen salidos de Woodstock o de alguna feria hippie pero están en el medio de las chicas haciendo clases de pilates o baile entretenido.

Los enemigos de la higiene – no llevan toalla personal, dejan sus huellas de sudor por todas las máquinas, no se echan desodorante… en pocas palabras estos tipos son asquerosos, what the deuse, ahora pienso lo terrible que debe ser para la gente que viaja en Transantiago.

Las neuróticas, no hay secreto, lo que quieren es bajar de peso. No sirve de nada decirles que hacer clase de spinning con buzo super grueso, caminar por 3 horas seguidas y hacer ejercicios en ayuno no les ayudará a adelgazar. Por más que lo intentes, es mejor rendirse. Eso es lo quieren creer.

Las abuelitas de la Barbie, perdónenme el término, pero es lo que más se ajusta para definir estas señoras, que ya bordean los 50 o 60 años pero todavía creen que tienen 21. Está bien mantenerse regia, cuidar la salud y el cuerpo, pero usar minishorts, escotes para mostrar las pechugas siliconadas, su bronce artificial, pelo rubio ultraoxigenado, para mi ya es demasiado.

Y finalmente hay estos personajes que a pesar de no encontraren mucha gracia en ir al gimnasio simplemente lo hacen para poder seguir tomando sus copitas de vino sin culpa.

Como dicen, hay de todo en las viñas del Señor.

Saturday 5 May 2007

¿Maniática Yo?

No puedo dormirme si la puerta del clóset queda abierta por la pereza de mi hermana, es cierto, pero no creo que por eso merezca el apelativo de maniática. Odio que a las poleras se les marquen las rayas de la plancha y por eso las llevo al baño para que el vapor de la ducha las estire, es verdad, pero eso no significa que necesite un par de semestres intensivos en el psiquiátrico, supongo. Y decir “sólo tres hielos al vaso mediano y dos al pequeño”, y ordenar closet ajenos completamente, bueno, sí, soy un caso.


Al menos, aclaro, puedo dejar un chocolate en el velador varios días, semanas incluso, sin que eso me provoque un ataque de gula, cosa que no pueden decir muchas compatriotas. Ahora, si hay un ruido en el auto mientras voy manejando, no me detengo a ver qué es, tampoco me molesta que el auto tenga olor a bencina o se prenda la luz del tablero, digo yo, ¿para qué está el celular? Es algo que no entiendo de los hombres, que se detienen en el mismo momento a investigar qué diablos pasa. Nunca he entendido esa manía, aunque me digan que tengo falta de criterio.

Por mí, todos los discos debieran estar ordenados alfabéticamente y con sus respectivos lomos alineados para leer, desde abajo, el nombre del artista de izquierda a derecha. En la despensa, todo lo dulce debe estar en el lado derecho y lo salado en el lado izquierdo y las bolsas de servilletas no deben obstruir el libre desplazamiento de las cajas de cereal: nada más molesto que temprano por la mañana, cuando todavía uno duerme, se venga todo abajo al querer sacar la
cajita de Fitness.

No sé si saben, pero las copas de cristal no se lavan con jabón, sólo con agua, y se deben dejar sacando boca abajo sobre un paño de cocina, ojalá el menos “peludo” de todos para que no deje pelusas. Y antes de servir el vino, la botella tiene que estar abierta al menos una hora antes, para que respire correctamente. ¿Maniática? Por favor, es sólo ser buena anfitriona.

Yo sí que conozco tipos maniáticos. Esos que todos los domingos se ponen pantalones cortos para lavar el auto, invierno y verano, como si proyectaran su propia suciedad en la carrocería de la 4x4 que pagan a cuotas con la famosa compra inteligente. Esos que le cortan las etiquetas a todas las poleras porque les puede dar alergia en el cuello. Qué suerte que uno no sea de esos. Yo sólo me preocupo de
mantener mis poleras ordenadas por color de acuerdo a la estación, o su frecuencia de uso, y por qué no, siempre tener un lápiz y un pequeño papel en cada blazer. Un nunca sabe cuándo tenga que anotar algo importante.

Mi vieja, especialmente los lunes, se levanta con un ataque de “paño amarillo” y limpia toda su casa como si recién hubiese caído una lluvia ácida. Ya veo el momento en que se compre un aparato del “llame ya”, uno que tira vapor y limpia a chorros de presión los rincones más increíbles de la casa. Es muy maniática con sus cosas. Las guarda en la bodega con etiquetas y cada vez que presta algo lo anota en un cuaderno.

Ah, no. Eso sí que es ser maniática.

(*) Columna de ficción con una probabilidad de haber sido publicada anteriormente. Cualquier semejanza con la realidad, claro, es sólo una manía del lector.

Thursday 3 May 2007

Qué me pongo mañana?

Esta es de la épocas del año en que no sé que diablos ponerme. Antes era esclava del informe del tiempo, pero como que no siempre le achuntan, así que ya ni lo veo, por lo tanto, los fríos me agarran medio desprevenida. Todo depende de la hora que salga uno de la casa. Si un día amanece nublado y luego sale el sol, notas altiro en la calle a que hora se levantó cada persona. Cuando veo a un hombre de shorts y manguita corta, significa que no trabaja, tal vez estudia, pero si ves a una señora cargando con la bufanda y el abrigo, significa que sale tempranito a la pega.

Pierdo una cantidad de tiempo impresionante decidiendo que ponerme. Envidio en eso a los hombres (cuya ropa combina toda entre si, y todo combina con todo), en cambio una, tiene miles de alternativas. Hace días que quiero ponerme falda para usar unos zapatitos con correa al tobillo que me compré y no he usado nunca , pero a la hora de vestirme en la mañana me da lata andar de taquito y vuelvo a las botas y los jeans. Pienso totalmente diferente en la noche que en la mañana. Es como una bipolaridad (cosa que me caracteriza) que depende de la cantidad de sueño atrasado que una tenga. Por eso creo que volveré a mi antigua disciplina de dejarme la ropa elegida la noche anterior. Es como una pequeña inversión de tiempo, en la noche estoy mucho más lúcida y me demoro mucho menos, además que los minutos de la mañana valen oro.

Cada quien su estilo, ojalá alcanzara a desayunar y leer el diario, pero eso es imposible. Mi papá por ejemplo, se levanta ultra temprano, hace todo con calma, disfruta su café, lee el diario y hace el desayuno para todos.ç. Después sale con tiempo de la casa a un ritmo envidiable. En cambio mi mamá, ya sea que salga a las 8, a las 10 o a las 12, hace millones de cosas antes de salir y siempre saldrá con el tiempo justo. Eso me parece adorable de los dos, que sean tan diferentes, tan ellos. A mi me gustaría tener la claridad de mente de él, y la versatilidad de ella, justo al medio.

Tuesday 1 May 2007

Manías de Estaciones Transitorias

En los ultimos días de invierno espero ansiosa que empiece el calor. Sufro como condenada de frío en invierno por mucho que llene mi casa de todo tipo de calefacciones.

Entonces cuando aparecen los primeros rayos de sol que ya entibian me mejora el ánimo, me dan ganas de trabajar y me cuesta bastante menos levantarme por las mañanas y, por supuesto, salirme de la ducha.

Pero lo que más disfruto con los primeros días de calor de la primavera, aparte de los brotes en las plantas de mi jardin, es sacar la maleta con la ropa de verano y ¡por fin! guardar los gruesos chalecos de lana que me ocupan todo el closet.

Es todo un panorama, por lo que generalmente lo hago un sábado después del desayuno, así me puedo demorar todo lo que quiera. Me encanta descubrir poleras, faldas, camisas de dormir que se me habían perdido en mi congelada memoria de invierno. Además aprovecho de ordenar mi closet, sacar la ropa que ya doy de baja… y asi me dan las 2 de la tarde y yo sigo en pijamas doblando mi ropita de verano.

El detalle de todo esto es que me baja la misma manía cuando se acerca el final del verano y ya no soporto más el calor. Entonces extrañamente comienzo a echar de menos mis gruesos chalecos de lana y se me olvida que me ocupan todo el closet. Lo bueno de todo esto es que disfruto sacando la ropa de verano y la de invierno. La cosa es cambiar la ropa del closet a la maleta y viceversa. Media maniática?