Saturday, 5 May 2007

¿Maniática Yo?

No puedo dormirme si la puerta del clóset queda abierta por la pereza de mi hermana, es cierto, pero no creo que por eso merezca el apelativo de maniática. Odio que a las poleras se les marquen las rayas de la plancha y por eso las llevo al baño para que el vapor de la ducha las estire, es verdad, pero eso no significa que necesite un par de semestres intensivos en el psiquiátrico, supongo. Y decir “sólo tres hielos al vaso mediano y dos al pequeño”, y ordenar closet ajenos completamente, bueno, sí, soy un caso.


Al menos, aclaro, puedo dejar un chocolate en el velador varios días, semanas incluso, sin que eso me provoque un ataque de gula, cosa que no pueden decir muchas compatriotas. Ahora, si hay un ruido en el auto mientras voy manejando, no me detengo a ver qué es, tampoco me molesta que el auto tenga olor a bencina o se prenda la luz del tablero, digo yo, ¿para qué está el celular? Es algo que no entiendo de los hombres, que se detienen en el mismo momento a investigar qué diablos pasa. Nunca he entendido esa manía, aunque me digan que tengo falta de criterio.

Por mí, todos los discos debieran estar ordenados alfabéticamente y con sus respectivos lomos alineados para leer, desde abajo, el nombre del artista de izquierda a derecha. En la despensa, todo lo dulce debe estar en el lado derecho y lo salado en el lado izquierdo y las bolsas de servilletas no deben obstruir el libre desplazamiento de las cajas de cereal: nada más molesto que temprano por la mañana, cuando todavía uno duerme, se venga todo abajo al querer sacar la
cajita de Fitness.

No sé si saben, pero las copas de cristal no se lavan con jabón, sólo con agua, y se deben dejar sacando boca abajo sobre un paño de cocina, ojalá el menos “peludo” de todos para que no deje pelusas. Y antes de servir el vino, la botella tiene que estar abierta al menos una hora antes, para que respire correctamente. ¿Maniática? Por favor, es sólo ser buena anfitriona.

Yo sí que conozco tipos maniáticos. Esos que todos los domingos se ponen pantalones cortos para lavar el auto, invierno y verano, como si proyectaran su propia suciedad en la carrocería de la 4x4 que pagan a cuotas con la famosa compra inteligente. Esos que le cortan las etiquetas a todas las poleras porque les puede dar alergia en el cuello. Qué suerte que uno no sea de esos. Yo sólo me preocupo de
mantener mis poleras ordenadas por color de acuerdo a la estación, o su frecuencia de uso, y por qué no, siempre tener un lápiz y un pequeño papel en cada blazer. Un nunca sabe cuándo tenga que anotar algo importante.

Mi vieja, especialmente los lunes, se levanta con un ataque de “paño amarillo” y limpia toda su casa como si recién hubiese caído una lluvia ácida. Ya veo el momento en que se compre un aparato del “llame ya”, uno que tira vapor y limpia a chorros de presión los rincones más increíbles de la casa. Es muy maniática con sus cosas. Las guarda en la bodega con etiquetas y cada vez que presta algo lo anota en un cuaderno.

Ah, no. Eso sí que es ser maniática.

(*) Columna de ficción con una probabilidad de haber sido publicada anteriormente. Cualquier semejanza con la realidad, claro, es sólo una manía del lector.

2 comments:

Anonymous said...

Buenas

Esto me suena extrañamente familiar, cada letra palabra y puntuacion.

ya tu sae mami xD!


felicidades y felicitaciones pa ti >=)

Anonymous said...

This is great info to know.