Naci el año 88, el año del dragón. Emblema de éxito y triunfo. ¿A quién le importa? El caso es que pasé toda mi infancia "arranada" en Santiago, cambiandome de casa constantemente - damn it, quizás qué cosa valiosa perdí en esos cambios.
Digo yo, las mismas autobriografías de siempre al escribir. Ese no es el punto. Galán Galeno ataca de nuevo. Lo sé, si no nos mata el calentamiento global, los tsunamis simulados, las estafas varias denunciadas a gritos de todos lados, el alza del tag, el adelgazamiento de la capa de ozono, nos terminará de quedar claro que se está acabando el mundo ante la evidencia innegable de algo extraño: tengo alguien en la mira. Extraño no?
Pasé 4 años colgada a un Galán sin que me diera importancia alguna más que una simple amistad. Acaso no es raro? Habrá sido gay? No lo creo, estoy 100% segura de que era straight, pero más que eso, pensar que tire a la basura 4 años en que pude hacerme la chistosa.
Pero eso fue hace 4 años. Ahora era el momento.
Esa sensación que a los trece es permanente: las mejillas en llamas y una seguridad absoluta que estás en el lugar equivocado, con la ropa equivocada, con la actitud equivocada, diciendo las cosas más absurdas para la ocasión que el vocabulario te permita.
Y él, con la sonrisa que conozco hace poco, me deja en una odisea mental donde mis documentos más importantes se pierden entre sinápsis y sinápsis. Sus ojos azules son de esos más profundos que piscina de 2 metros que he visto. Pero es lo de menos, qué importa como vista, cómo se vea si como dicen, importa su interior? Pero el hecho de conocerlo un poco, suena más razonable, es cierto. De todas formas no es tanta presión al conocerlo. Si no resulta, hay un plan B bajo la manga, o será sólo un simulacro?
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123!
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